Entonces…
¿Cómo apartar la reflexión invasora
y el rasgo más humano del que me siento tan orgulloso?
¿Cómo aceptar las precogniciones y los sextos sentidos,
esos poderes paranormales arquetípicos pululantes
y escondidos en ese cerebro reptiliano
tan pequeño y primitivo?
¿Con qué técnica negar esa naturaleza humana básica
que nos enseñó las consecuencias
de nuestro comportamiento
y desafortunadamente
nos diseñó el error y la conciencia?
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