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Rutina

Carbonos de silencio descalzo
insurrectos en la arena
Dados sustentados en mi aliento
La campana destrozada
resuena fragorosa.

Espejos coloridos
hechos de miel
y de miedo
revientan abismos

Pavor y escándalo ante lo repetido
encrucijadas se ciñen
y adosan inconscientes en la memoria

Mis recuerdos trafican rumores
desplegados en el tiempo

Xolotl Polo. Francia. 
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Ausencia

Me apresuré al baño y cerré la puerta con seguro. Siempre lo hacía, no soportaba la idea de que alguien pudiera vulnerar mi intimidad. Me miré al espejo y tuve la impresión de que el rostro que veía era uno ajeno al mío, por completo ajeno.

Abrí el grifo y sentí el deseo de dormirme bajo el agua. Me sentí desmayar, me sentí cayendo. Sentí que si todo se hubiera quedado quieto, me estrellaría.

Pensé en agarrarme de algo, pero no me quise agarrar. Siempre había querido estrellarme pero siempre había algo que se movía. Me pesaba una ausencia de mí mismo.

Me había convertido en otro distinto.

Desánimo
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Aburrimiento

Mi aburrimiento arroja sus flemas
Con el desespero y el malestar
de una enfermedad crónica

En cualquier momento
El trasfondo vomitará su rutina
Y fluirá un cambio de música

Se detiene en seco la hipnosis
Las murmuraciones en mi cerebro se saturan
Protestando enfurecidas contra mi pensamiento seriado

Si no despierto mis alternativas
El movimiento perderá su energía
Y su representación estática
Acabará devastándome.


Sillas rojas de un café

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Fuera de lugar

I

Asimilando la desgastada improvisación
de una conversación cotidiana,
me sumerjo entre palabras insípidas
por medio de un millón de líneas predecibles.

Luego, paso a reciclar los temas sugeridos
por la actividad eléctrica en mi cerebro,
mezclándolos con la actividad eléctrica del viento,
esta última, más interesante.

Finalmente, al asociar el estilo impredecible del clima
desarrollo un nuevo objeto de conversación.

II

Sin embargo,
al provocar una brusca voltereta
en los rutinarios repertorios de mis interlocutores,
me toman por raro.

He evadido todas las clases de cosas
que puedo decir alrededor
de las variaciones típicas de los temas universales
y, conforme a la ocasión,
he dicho algo interpretado como “fuera de lugar”.

III

Estoy cansado
de aquellas rutinas convencionales
en la que tiende a caer
la improvisación colectiva de una charla.

Velocidad,
tono
y ritmo
determinados y prefijados
para comodidad del parloteo.

Silencios incómodos
de no más de cuatro segundos
y risas lo más prolongadas posible,
sin que parezcan antinaturales
o forzadas,
lo cual es una contradicción obvia.

Así se elabora en común una interacción,
sin que nadie preste atención consciente al guión.

IV

Ah, pero bueno,
a veces hay sorpresas,
pero mis giros inesperados en las frases
o en la dirección de la charla
casi nunca son de conformidad
con el tipo de rol que han adoptado los demás.

Al trastocar bruscamente la división conversacional
del trabajo que se ha establecido gradualmente,
termino enunciando frases con poco sentido.

¿Y por qué tanta ineptitud al hablar?
Por afán.
Esperar a un buen tema es aburrido.

Mosca artificial
 
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