Las plegarias mustias
me obligaron a gritar
y a dejar ilusiones.
Recogí mis marchitas palabras
después de que el oráculo
me ordenase sepultar
los cadáveres de mis represiones
En la soledad tiesa
me he revolcado
en visiones de ingenio
me he saciado…
¿Quién puede acusarme de rogar mi salvación?
Es cierto que quise con empeño
romper mi condena
y reordenar el turbio paso del tiempo
Sólo un puñado de búsquedas restan ahora
Perdidas en mis polvorosos arrullos de pánico…
Ah, como si las caídas de los días fuesen quedándose en silencio
Detrás de mis oídos cerrados
hay que atravesar manchas falsificadas
y fenecer a una mirada yerta
hasta encontrar lejanas palabras
Luego, un níveo y nuevo camino:
Es mi pulso frenético
quemando mis inciensos
y desgranando esta corporación de rarezas…
Escrito por El Ilusionista, el 16 de Febrero de 2009
De forma inevitable
Los guardianes de mis visiones
Han humedecido sus armaduras
Un milenio después
A pesar de la aridez de mis palabras
Los gritos de agua sobre mi rostro
Todavía permanecen intactos
Los guardianes de mis visiones
Han humedecido sus armaduras
Un milenio después
A pesar de la aridez de mis palabras
Los gritos de agua sobre mi rostro
Todavía permanecen intactos
Transformando la vigilia
La realidad danza sobre el azul
Y por medio de un artificio invisible
Se cuela entre los leves sonidos
Que flotan ahora
En la habitación fría que me contiene
Las voces de mi cabeza
Se desprenden lentamente de mi cerebro
Y se aferran al azul del techo
Desde allí llueven los susurros de sus lamentos
Como lágrimas del cielo
El crepúsculo líquido
En una maquinación de ensueño
Empieza a filtrarse en mis venas
Convirtiendo mi anatomía insustancial en tristeza
El enredo de mis suspiros
Va deshojando mis sollozos
Que como sombras de agua
Todavía redimen mi aflicción
La realidad danza sobre el azul
Y por medio de un artificio invisible
Se cuela entre los leves sonidos
Que flotan ahora
En la habitación fría que me contiene
Las voces de mi cabeza
Se desprenden lentamente de mi cerebro
Y se aferran al azul del techo
Desde allí llueven los susurros de sus lamentos
Como lágrimas del cielo
El crepúsculo líquido
En una maquinación de ensueño
Empieza a filtrarse en mis venas
Convirtiendo mi anatomía insustancial en tristeza
El enredo de mis suspiros
Va deshojando mis sollozos
Que como sombras de agua
Todavía redimen mi aflicción
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