Se sacude repentinamente mi cerebro.
Las furiosas tintas de mi sangre
desgarran las cavernas de mi mente,
trastornan la indecisión,
le arrebatan la vida en una tortura inhumana.
Mi cuerpo se transfigura
en un río poderoso y hambriento.
Su corriente despedaza las excusas,
arranca de la tierra el cansancio.
En un espléndido despliegue de pujanza bruta,
con su propio flujo impulsivo
forja su destino
Se fortalece incesantemente.
El caos es el único patrón que se agita
Destroza el tiempo y absorbe el mundo
Su furor restituye su caudal.
En un raudo e impalpable delirio,
consume las obsesiones
Deshace los recuerdos,
esconde el futuro.
Tan sólo queda la ira de su presente.
03/04/2012
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