Mis capacidades se han vuelto retraídas, tienen miedo de exponerse, de salir al mundo, hacer una venia, saludar y retirarse con decencia. Cuando intento expresarlas, el nerviosismo, que ya no es capaz de apoderarse de mi mente consciente, se incrusta astuto e imperceptible debajo de los procesos intelectuales que intento controlar.
Mis capacidades tienen un trastorno de ansiedad social: le temen a los demás, se temen a sí mismas. Y a veces sólo yo las he llegado a conocer. No soy capaz de demostrar que soy capaz, no puedo ser feliz haciendo un poco de exhibicionismo para seducir la realidad que trasciende mi propio espacio.
Alguien podrá decir que me engaño, que me invento una perfecta excusa para apestar en las cosas que intento destacar. Y soy tan torpe y tan desconocido para el mundo, que tal hipótesis sonaría bastante explicativa y razonable. Ese alguien diría que me he encapsulado en un autoengaño reforzador que me evita el dolor y la angustia de lidiar con una realidad que no estoy dispuesto a aceptar.
Mis capacidades tienen un trastorno de ansiedad social: le temen a los demás, se temen a sí mismas. Y a veces sólo yo las he llegado a conocer. No soy capaz de demostrar que soy capaz, no puedo ser feliz haciendo un poco de exhibicionismo para seducir la realidad que trasciende mi propio espacio.
Alguien podrá decir que me engaño, que me invento una perfecta excusa para apestar en las cosas que intento destacar. Y soy tan torpe y tan desconocido para el mundo, que tal hipótesis sonaría bastante explicativa y razonable. Ese alguien diría que me he encapsulado en un autoengaño reforzador que me evita el dolor y la angustia de lidiar con una realidad que no estoy dispuesto a aceptar.
Recuperando Memorias. Xolotl Polo. (Detalle). Acrílico sobre lienzo. 110 x 55 cm (55 x 55 cm c/u). 2014. |