Impulsividad

El instinto me dominará esta vez. Su curiosa e infantil impetuosidad tomarán el control de esa pequeña parte que mi mente obsesiva y compulsiva deja fuera de las reflexiones imperecederas y permanentes que aprisionan cada proceso psicológico en mi siempre abstrusa y pensante cabeza.

Salvador Dalí

El instinto irá en contra de la manía racionalizadora y paralizante que ha amado el control toda su vida porque es lo único que conoce. El instinto aceptará el equivocarse como la magnificencia del azar, de la experiencia humana y de la psicología errática y sumamente problemática, siempre contradictoria y siempre bañada indistintamente por la turbulencia del placer y la restricción del deber.

Salvador Dalí

Extraño el niño descocado que hace lo que quiere cuando raudas líneas de sangre le impulsan un deseo, deseo sin reprimir, sin filtrar, sin clasificar, sin evaluar. Ese que fue reprimido rápidamente y con violencia.

Por eso ahora mi lucha está en la sangre, entre la sangre bombeada por el corazón al mundo, y esa que llega al lóbulo frontal, en ese super-genio ruin que es el cerebro. Ese intravertido y entremetido, alegre en su cápsula craneana echando a perder experiencias y sensaciones novedosas, todo el tiempo.

Salvador Dalí

El cerebro trabaja más que el corazón, y es más insistente y pesado, más influyente y más punzante: Es mi culpa, le hice un gran aliado hace muchos años, y yo mismo rechacé las virtudes del corazón, por dolorosas, por decepcionantes y por tristes, cuando no emocionalmente agigantadas.

¡Qué gran pérdida de pensamientos!

Salvador Dalí

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