Como se oficia un atleta
En la derrota final
Sin lamentar la ausencia del milagro
Como se mantiene en pie el humillado
Sin dejar apabullar su honor
Con la mirada airada pero contenida
Como se hinca el alma
En la caída de las lágrimas
Sin avergonzarse del miedo
Con la bandera furibunda del dolor
Atada a la podredumbre de este capítulo
Con la bandera de la esperanza destrozada
Aún con el cansancio
amarrando a mis pasos
el ejercicio eterno del olvido
Así, para ir de regreso a mi fortaleza
Atravieso de nuevo el pequeño espacio
entre mi Escila y mi Caribdis.
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