El dolor no es mío
Sólo imagino el
lamento ahogado entre respiraciones
La fatiga de un cuerpo conmocionado
el malestar maniobrando mi cabeza con desdén
La cortesía del
cansancio
Aúlla victoriosa en
las fibras de mi cuerpo
Que se estremecen
Con cada mínimo esfuerzo
El susurro vacilante
del sueño
dicta mis parpadeos
nocturnos
Decaen mis brazos
Se desconciertan mis dedos
Palidece mi tiempo
No quiero el día con el pensamiento adecuado
No quiero pronunciar palabra
alguna
Tan solo deseo desatar la cabeza
Apagar la música
Sólo eso bastaría…
¿Pero si es la última
vez
que cerraré los ojos?
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