Ya mis nuevos días
huyen de los fantasmas de sus antecesores,
corren del desesperado
insomnio palpitante de la madrugada
Huyen del estéril desierto
del que casi nacen.
Maldicen el espanto del pasado
desintegran los huesos porosos
de sus aborrecidos progenitores.
Exorcizan la maldición en su árbol genealógico
y tornan adictos a la sorpresiva
e incierta hora
Nacieron odiando la placenta que los abortó
pero crecerán con fortaleza
... y rabia.
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