Entre el rito acostumbrado 
de ajustar el disfraz, 
voy triturando mi cobardía, 
que se ensordece con el eco perdido 
del grito interior 
que me reclama un día 
sin antifaz… sin máscara, 
un día sin camuflaje 
ni engaños para el mundo.
¡Pero si esta máscara 
es mi vino cotidiano, 
mi mentira más fabulosa
que cuanto más fabulosa, 
más mentira!
¡Pero si esta máscara 
es mi sueño más lúcido
mi trampa más elaborada!
¡Pero si esta máscara 
es el alborozo dulce del control,
el placer de la farsa, 
la forma sublime de apariencia!
Ajusto el disfraz
Y oriento la máscara.
Se rompe un espejo.
Se quiebra mi rostro
y sonrío con la sangre a borbotones
Poema de Miguel Ángel Adarme Acevedo publicado en la revista Capital Letter. No. 14 de la Universidad Nacional de Colombia. página 21.
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