He decidido compartir algunos de mis sueños -los menos personales pero a un tiempo los más llamativos- ya que me parece algo sumamente interesante. He leído varios libros sobre el sueño y al leer los sueños de otras personas siempre he pensado que algunos de ellos son geniales.
Al desafiar todo tipo de lógica y cordura, y al saltar entre escenas inconexas, uno puede encontrarse con relatos realmente estimulantes. Para que sepas de lo que hablo, y a modo de ejercicio, te propongo que leas únicamente las frases que están en negrilla.
Martes, 19 de abril de 2016.
Iba de viaje con la familia de mi novia, aunque sólo recuerdo claramente a mi suegra. Estábamos recorriendo Asia y la India, y todos estábamos entusiasmados al respecto. Debíamos usar diversos medios de transporte, como buses, camionetas y trenes.
Nos bajamos de una van y escuché a alguien decir que acababa de comprar el tren en el que nos íbamos a subir por 50 dólares. Recordé entonces que el país, al parecer era la India, era muy pobre y que nuestro dinero aseguraría todo tipo de comodidades.
Cuando todo el mundo bajó del tren, que parecía casi una atracción de parque de diversiones por su tamaño e infraestructura, notamos que estaba muy desaseado. Algunas personas trataron de acomodarse lo mejor posible, pero la falta de higiene de los pasajeros y de los responsables del tren era evidente.
Entonces ocurrió un suceso extraño. Como si uno de los vagones estuviera hecho de tela, fue desmantelado en segundos. Luego una persona envolvió la tela y comenzó a ensuciarla en un charco que estaba justo debajo. Parecía una especie de ritual que debía hacerse muy rápido. Varias personas se arrojaron la tela entre sí y luego se la dieron a una señora con sobrepeso. Alguien cerca de mí me explicó que ella acababa de comprarla.
Después el tren se transformó y nosotros decidimos comprarlo. Entonces, ya eran sólo tres vagones. Discutimos un poco y concluimos que sería mejor usar únicamente el primer vagón, por motivos de seguridad. Queríamos estar todos cerca en caso de que algo inesperado sucediera.
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De repente, me encontré en una montaña cerca al monte Everest, a unos 2 kilómetros. Debíamos estar a unos 4000 metros de altura, pero esta montaña no estaba cubierta de nieve. Al parecer, estábamos en un territorio peligroso y prohibido. No podíamos tomar fotos y no debíamos hacer ruido, pues correríamos el riesgo de ser asesinados. Aproximadamente 20 personas estaban ocultas entre arbustos, tratando de tomar fotos y grabar vídeos del Everest, que parecía una triángulo delgado pero muy alto y cuya cima no podía observarse. En mi sueño, sería el pico más empinado y alto del mundo, y parecía realmente inaccesible, aunque era muy hermoso.
Yo estaba tan asustado que no pude contemplarlo. Estaba mirando a todos lados, temoroso de que alguien apareciera para acribillarnos. De repente, mi hermano salió de su escondite para tomar una mejor foto del monte. Yo traté de gritarle que no hiciera eso, pero me contuve por miedo a llamar la atención.
Entonces, de un momento para otro, un volcán contiguo hizo erupción y la montaña sobre la que estábamos comenzó a agrietarse y a desprender fuego. Uno de los guías comentó que si en 20 minutos no estábamos en la base de la montaña, íbamos a morir por culpa de los gases y el humo. Salí a correr montaña abajo con mi hermano, saltando entre la maleza y haciendo acrobacias para bajar lo más pronto posible de la montaña.
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Entonces la huída se convirtió en persecución. Logramos bajar de la montaña y llegar al pueblo. Al doblar una esquina, nos cortaron el paso 6 hombres que tenían la intención de capturarnos o matarnos. Salimos corriendo. Yo entré a una especie de baño público y en un salto imposible logré hacer pensar a uno de mis perseguidores que no estaba en el baño. Entonces noté que mi hermano también había entrado el baño y se había hecho pasar por otra persona, simulando que estaba flirteando con otro hombre.
No obstante, un hombre con traje y lentes oscuros entró al baño con un lanzacohetes antitanque portátil. Sin embargo, yo salí agachado por otra puerta mientras el hombre me buscaba. No pude advertirle a mi hermano del peligro y no fui capaz de enfrentar al hombre. Al salir, una persona saltó detrás de mí con otro lanzacohetes, aunque el suyo era más ligero. Yo lo golpeé con su propia arma y accidentalmente el lanzacohetes se disparó. De alguna forma, salté en el último segundo y salí ileso. La persecución continuó y supe que mi hermano estaba bien.
Usualmente sueño con persecuciones, pero muy rara vez soy lo suficientemente valiente para enfrentar a mis perseguidores. No obstante, esta vez decidí hacerlo y recuerdo haber asesinado a uno con un la punta afilada de un palo de escoba.
En el fragor de la lucha, justo cuando mi sueño se estaba convirtiendo en una verdadera película de acción, desperté.
Al desafiar todo tipo de lógica y cordura, y al saltar entre escenas inconexas, uno puede encontrarse con relatos realmente estimulantes. Para que sepas de lo que hablo, y a modo de ejercicio, te propongo que leas únicamente las frases que están en negrilla.
Cerro Torre. Patagonia. Foto tomada en 1987. |
Martes, 19 de abril de 2016.
Iba de viaje con la familia de mi novia, aunque sólo recuerdo claramente a mi suegra. Estábamos recorriendo Asia y la India, y todos estábamos entusiasmados al respecto. Debíamos usar diversos medios de transporte, como buses, camionetas y trenes.
Nos bajamos de una van y escuché a alguien decir que acababa de comprar el tren en el que nos íbamos a subir por 50 dólares. Recordé entonces que el país, al parecer era la India, era muy pobre y que nuestro dinero aseguraría todo tipo de comodidades.
Cuando todo el mundo bajó del tren, que parecía casi una atracción de parque de diversiones por su tamaño e infraestructura, notamos que estaba muy desaseado. Algunas personas trataron de acomodarse lo mejor posible, pero la falta de higiene de los pasajeros y de los responsables del tren era evidente.
Entonces ocurrió un suceso extraño. Como si uno de los vagones estuviera hecho de tela, fue desmantelado en segundos. Luego una persona envolvió la tela y comenzó a ensuciarla en un charco que estaba justo debajo. Parecía una especie de ritual que debía hacerse muy rápido. Varias personas se arrojaron la tela entre sí y luego se la dieron a una señora con sobrepeso. Alguien cerca de mí me explicó que ella acababa de comprarla.
Después el tren se transformó y nosotros decidimos comprarlo. Entonces, ya eran sólo tres vagones. Discutimos un poco y concluimos que sería mejor usar únicamente el primer vagón, por motivos de seguridad. Queríamos estar todos cerca en caso de que algo inesperado sucediera.
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De repente, me encontré en una montaña cerca al monte Everest, a unos 2 kilómetros. Debíamos estar a unos 4000 metros de altura, pero esta montaña no estaba cubierta de nieve. Al parecer, estábamos en un territorio peligroso y prohibido. No podíamos tomar fotos y no debíamos hacer ruido, pues correríamos el riesgo de ser asesinados. Aproximadamente 20 personas estaban ocultas entre arbustos, tratando de tomar fotos y grabar vídeos del Everest, que parecía una triángulo delgado pero muy alto y cuya cima no podía observarse. En mi sueño, sería el pico más empinado y alto del mundo, y parecía realmente inaccesible, aunque era muy hermoso.
Yo estaba tan asustado que no pude contemplarlo. Estaba mirando a todos lados, temoroso de que alguien apareciera para acribillarnos. De repente, mi hermano salió de su escondite para tomar una mejor foto del monte. Yo traté de gritarle que no hiciera eso, pero me contuve por miedo a llamar la atención.
Entonces, de un momento para otro, un volcán contiguo hizo erupción y la montaña sobre la que estábamos comenzó a agrietarse y a desprender fuego. Uno de los guías comentó que si en 20 minutos no estábamos en la base de la montaña, íbamos a morir por culpa de los gases y el humo. Salí a correr montaña abajo con mi hermano, saltando entre la maleza y haciendo acrobacias para bajar lo más pronto posible de la montaña.
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Entonces la huída se convirtió en persecución. Logramos bajar de la montaña y llegar al pueblo. Al doblar una esquina, nos cortaron el paso 6 hombres que tenían la intención de capturarnos o matarnos. Salimos corriendo. Yo entré a una especie de baño público y en un salto imposible logré hacer pensar a uno de mis perseguidores que no estaba en el baño. Entonces noté que mi hermano también había entrado el baño y se había hecho pasar por otra persona, simulando que estaba flirteando con otro hombre.
No obstante, un hombre con traje y lentes oscuros entró al baño con un lanzacohetes antitanque portátil. Sin embargo, yo salí agachado por otra puerta mientras el hombre me buscaba. No pude advertirle a mi hermano del peligro y no fui capaz de enfrentar al hombre. Al salir, una persona saltó detrás de mí con otro lanzacohetes, aunque el suyo era más ligero. Yo lo golpeé con su propia arma y accidentalmente el lanzacohetes se disparó. De alguna forma, salté en el último segundo y salí ileso. La persecución continuó y supe que mi hermano estaba bien.
Usualmente sueño con persecuciones, pero muy rara vez soy lo suficientemente valiente para enfrentar a mis perseguidores. No obstante, esta vez decidí hacerlo y recuerdo haber asesinado a uno con un la punta afilada de un palo de escoba.
En el fragor de la lucha, justo cuando mi sueño se estaba convirtiendo en una verdadera película de acción, desperté.
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