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Autorretrato. Xolotl Polo
Autorretrato. Xolotl Polo


I

Alcoholizado y semidesnudo,
sentado en medio de su habitación
Escuchando ruidos que casi parecen música,
el hombre se ha hundido
en la desesperación de una madre
contemplando la agonía de un hijo.

Está harto todo lo que le rodea,
todo le trae recuerdos,
todo es viejo e inútil.

Se ha encerrado en una lucha interna
contra las fuerzas
de la melancolía,
sumido en sí mismo
racionalizando el oro
a punto de perder,
por culpa del presente
por culpa del futuro,
por culpa de lo nuevo.

II

La malicia implícita
y cruel de la corrupción
del tiempo pulula dolorosa en su alma.

Lo viejo le pudre,
le carcome el espíritu.

Los turbios desechos de su pasado
son un río contaminado.

En un arrebato de furia
lo quemaría todo,
lo estropearía todo.

Pero tiene miedo,
miedo de perderlo
miedo de conservarlo.



III

Se ruega a sí mismo tirarlo todo,
y tener el espacio necesario para algo sin historia,
sin vejez,
sin ruina ni memorias.

No obstante, sigue atascado,
sigue atado a las maquinaciones de su memoria
taciturna y depresiva.

La esmerada conservación de su pequeño museo privado
asegura su presente y toda su vida.

Tiene la misión de guardarla
como un perro patético que guarda su hueso
y se deleita con la idea de regresar,
para desenterrarlo y volverlo a enterrar,
Rito enfermo.

Su deplorable obsesión lo ridiculiza
Una envoltura de golosina
el envase de una bebida
y un disco inservible con una linda carátula
obstaculizan su encuentro con el verdadero presente.

Los libros viejos,
rayados y sucios,
los cuadernos con manchas de tinta
las anotaciones
coloreadas con los restos fosilizados
de los alimentos que acompañaron su escritura,
las miles de hojas accidentadas y carcomidas por el descuido
las letras depresivas o demasiado ilusas que sólo quieren morir dignamente
Verdaderas reliquias.
No puede arrojar al olvido las cáscaras de fruta
y las servilletas.
La habitación está llena de “antigüedades”
dignas de su adoración.
Es tan nostálgico y romántico
el conservar la vieja letra
de los primeros años de escuela,
las mejores manualidades
en su tiempo libre de secundaria,
es tan adorable y tan bello
que lo incita a las lágrimas,
a suspirar largamente.

Su vida descansa allí,
en esas cosas viejas y dañadas,
llenas de polvo
y golpes
y mugre.

Su vida es eso,
su memoria es eso.

IV

Nunca se detiene a pensar
que su culto al pasado es absurdo
inmovilizante hasta límites que rozan la enfermedad mental.
Síndrome del pasado.

En ataques irracionales de ánimo.
sólo se deshace de unas pocas cosas
las más absurdas e inútiles
según un esmerado juicio

Aprovecha al máximo estos ataques,
ruega teneros,
aunque cometa un delito contra su privada y loca religiosidad
aunque lo lamente luego

Se excusará astutamente alegando locura
falta de sano juicio
los jurados y el juez
cuidadosamente cultivados en su conciencia,
harán de su atemorizante evaluación algo menos horrible
algo menos de la condena en la silla eléctrica de su cerebro.

Pena de muerte en un ataque nervioso,
histeria compulsiva.

V

Sabe que necesita deshacerse de toda esa basura,
pero no puede.
El poco espacio en su vida
son esos escasos y acelerados momentos,
colmados del sublime acto de vaciar
la inmensa papelera de cosas usadas,
pasadas.

Con ello depura
su cuerpo y emociones
con la intensidad de un
hipotético encuentro cercano
del tercer tipo.
Una rosquilla con luces en el cielo,
aterriza.
Saluda la vida extranjera,
que no tiene los ojos grandes
o saltones como siempre se imaginó.

Destruye el pasado
condensado en cajas y cajones
Rasga ropa infantil y cientos de objetos
estúpidamente conservados
para un desconocido futuro
nunca cerca ni lógico
donde serán sumamente importantes.

No selecciona nada,
podría dejar la habitación vacía
nada perdería
nada, absolutamente.
Ni siquiera la memoria perdería

La semidesnudez
le ha hecho perder los estribos.
Está cometiendo graves delitos.

Ya no guarda en la caja memoriosa,
las reminiscencias delicadas
adosadas al papel
a los artefactos sin uso,
trozos de papel,
partes de juguetes,
y viejas posesiones

Luego lo lamentará
Gritará en silencios consternados
hondos suspiros
consumirán su alma
hasta hacerlo conciliar el sueño.

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Texto original: El agujero negro de lo antiguo.
¿Cuál te parece mejor, el texto original o su versión poética?

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