Pálida y trémula mi energía oscilando
bajando al silencio de mi habitación, fría
del pasado glorioso sólo recuerdos ‘cantando’
Allí en el helado recinto, persiste mi alma sombría
marchítase, pero a pesar tan agonía, pura
y perdiendo el color, sobrevivo, sin embargo, sin aquella joven lozanía
No alcanzo allí jamás la sosegada cordura
solo, como abandonado, con el mísero gemido y el lamento
la razón y la locura en dura contienda… aún perdura
Como durmiendo sobre yertos cadáveres… ¿siento?
Y el implacable insomnio me hace desear más una muerte
aunque morir con vergüenza sería infame cobardía y para otros descontento
Y dirán de mí, ‘aquél siempre doloroso lágrimas vierte,
lágrimas de amargura, de viuda, de mendigo’
Llorará mi alma mi eterna e infausta suerte
Pero proclamarán Dios y el universo al unísono: ‘aquel miserable ahora bendigo’
será en un lejano futuro y me lamentaré entretanto
mis penas consolaré conmigo mismo, un fiel amigo
El tormento y la desventura mañana absorberán y hurtarán mi llanto
y no será ya más el llanto un alimento, y cesará un acto doloroso
me quedará gritar y maldecir, y sufrir con el nocturno espanto
No existirá siempre aquel infortunio caudaloso
mi espíritu renacerá imponente como el más fiero y salvaje torrente
y se encrespará mi corazón airado y borrascoso
No siempre el aislado ser es consciente
pero algún trueno aterrador desvanece un día toda mentira
y amargo es despertar, pero se vuelve espada y espejo, reluciente
A veces suspiro mientras la mala suerte me jalona y tira
pero a un tiempo me fortalece para combatir su propia dureza
y hace menos recurrente mi devastadora y ciega ira
Marzo 18 de 2008, por The Illusionist, originalmente titulado "Empero... El infortunio"
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