En tu contenedor de rabia y decepción
Pervive impasible esta llama vacilante y fría
Cruel mensajera de la noche
La que destruyó mi luna.
Se abren paso las constelaciones de la oscuridad
Sus sombras ciegas dictan la música de fondo
Y palidecen los cielos
El sol se derrite fiel hasta el último minuto
El agua mira el tiempo y se compadece,
Atenta a las últimas palabras de todo lo moribundo.
Entre la incandescencia de nuestra cercanía
El fuego se consume en medio de nuestra soledad
Y ahora nos está quemando la piel
Ya no deseo mirar
No deseo pronunciar memorables palabras
Nada fue mío
Sólo imaginé la perfección
Con las alas de una inocencia infantil
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